martes, 27 de abril de 2010

No hay nada como no esperar nada.



Vivir en la paz y la quietud de un alma, que ya dejó de vagar por las enredaderas del victimismo y la tristeza que ello provoca… sentir la calma de quien no desea nada, de quien no anhela llenar un vacío que ya no existe… dejar vacía esa silla donde esperabas sentado y echar a andar, para poder disfrutar del momento que te regala la vida, ese momento al que cuesta tanto llegar, ese momento en el que tu vida ya no consiste en esperar, sinó en hacer lo que realmente quieres hacer y en valorar lo que tienes ahora mismo.

Y claro que cuesta llegar hasta aquí, es apostar, una y otra vez, por uno mismo, caerse y volverse a levantar, equivocarse y perdonarse, es saber decir no, cuando realmente quieres decir no, es honrarse a uno mismo y mirar por ser feliz, rodeándote de aquellas personas que te conocen, que saben quien eres y a pesar de tus defectos, te quieren.

Y ese es el verdadero amor, el que no pide nada a cambio, el incondicional, el que siempre está ahí, el que no pone condiciones, el que sabe entender y perdonar, el que sigue confiando y apostando por ti, aquel que te acepta tal como eres y ese amor no empieza por ningún otro lugar que no sea en uno mismo.

La quietud y el silencio pueden traer muchas más cosas que aquellas ganas de que ocurra algo nuevo en tu vida, algo que te haga palpitar el corazón de una manera distina, algo que de repente se lleve tu angustia, algo que, como un milagro, despeje tu agonía… todo eso son cuentos que nos explican de pequeños, nadie puede salvar a nadie y ni las ganas, ni el deseo ni el hecho de buscar algo, va a hacer que lo encuentres, porque realmente no buscas donde tienes que buscar, pues no hay que buscar fuera, sinó dentro de uno mismo… no hay que esperar nada de nadie, sinó encontrar en ti mismo aquello que esperabas hallar, en quien sabe qué o en quien sabe quien.

Y lo lees, lo escuchas, te lo dicen, te lo repiten y tu no entiendes, tu sigues buscando ahí fuera, algo o alguien que llene tus carencias afectivas, emocionales, sentimentales o lo que sea que encuentras a faltar en ti mismo, sin saber que estás siendo tu propio enemigo, sin saber que te estás perjudicando a ti mismo, sin saber que no te estás dando ese tiempo milagroso que cura todo lo que tiene que curar, que cicatriza la herida aún sangrante, aquella que quieres que se cierre mágicamente, sin ningún esfuerzo… y no puede ser de esa manera… las heridas debemos curarlas nosotros mismos, con paciencia, con amor, perdonándonos a nosotros mismos, por los errores cometidos en un pasado, que al fin y al cabo, son la experiencia para un presente y un futuro, que nos ayudarán a cambiar el rumbo, pues si en un momento de nuestra vida tomamos un camino equivocado, si nos hemos parado en ese camino, será para tomar otro distinto, para que todo dé un giro hacia otro sendero, aquel que nos pueda hacer más felices y sentirnos mejor con nosotros mismos.

Y no hay nada como no esperar nada, sinó crear nosotros mismos nuestro propio presente y nuestro posible futuro. Pues de esta manera, todo lo que nos llegue que nos llene, nos agrade y nos haga felices, es un REGALO, en nosotros mismos estará el saber valorarlo y creo que nada viene por casualidad ni por suerte, sinó por el trabajo que hacemos con nosotros mismos, sin pensar en los frutos que nos pueda traer, simplemente vivir nuestra vida con amor, pues cuando consigues amarte a ti mismo es cuando, a la vez, amas la vida, el mundo y a las demás personas que te rodean, aún con todos los defectos que les puedas ver y todo esto desprende una energía increíble, atrayendo a tu vida solo cosas buenas.

Ahora mismo quiero eso para mí, quietud, silencio, paz y no esperar nada, porque no hay nada como NO ESPERAR NADA.

Paz para tod@s, amig@s.

Gemma-Enoa.

lunes, 19 de abril de 2010

Película "Lejos de ella"


Ayer vi una película muy emotiva, “lejos de ella” trata de un matrimonio que consiguen sobrevivir a las infidelidades del marido, gracias al perdón, comprensión y amor de su mujer y el consiguiente arrepentimiento de él….

Después de 44 años juntos, a ella le diagnostican esa cruel enfermedad que es el alzheimer y decide, por ella misma, ser ingresada en una residencia de ancianos…. Pero ahí no se acaba todo… porque, una vez en la residencia, empieza a no hacer caso de las consecutivas e insistentes visitas de su marido, rechazándolo y dejándolo de lado, por un compañero de la residencia y aquí surge la duda de la película : ¿realmente se olvida de su marido o le hace vivir un castigo, con la excusa de su enfermedad, por todo lo que le ha hecho sufrir a lo largo de su matrimonio?

Una película para pensar, para conocer algo más sobre la dura enfermedad del alzheimer y para ver, también, hasta donde es capaz de llegar y las cosas que es capaz de hacer un hombre por amor, como lo que llega a hacer, al final de la película, el marido por su amada… aguantando, durante mucho tiempo, el castigo o la enfermedad de ella y luego… no cuento más… una película para quien se quiera emocionar, la recomiendo.

Además, me emociona cuando veo dos personas ya mayores, que siguen amándose, a pesar de lo difícil que es una convivencia de tantos años, cosa tan difícil, hoy en día, casi diría imposible, pues con todo lo que está pasando, da la impresión que el amor entre una pareja, se ha vuelto tan frágil y tan fácil de romper, que parece que ya no volverán a existir amores como los de antes, verdaderos, reales y para toda la vida, aunque me gusta ser positiva y conozco parejas que sí llevan muchos años juntos y siguen amándose. ;)

Y para acabar, una bellísima canción de Kiss... espero que os guste...

Enoa.