lunes, 2 de marzo de 2009

Cosas que pueden ocurrir en el metro.


Enoa iba pensando en sus cosas, en lo que tenía que hacer cuando llegara a casa… Se puso sus auriculares, sonaba una canción del Coldplay que tanto le gustaba, sentía su corazón latir, esa canción le hacía pensar en él, lo típico en una mujer romántica, soñar en un amor imposible, ¿qué podía ser sinó? Lo que no imaginaba, era lo que le iba a pasar en ese vagón de metro…

Sentada en el andén del metro de la parada de Universidad, observaba la gente que iba llegando al mismo andén y al contrario, personas normales, cada uno con su vida propia, cada uno, absorto en su propio mundo… Pero, de repente, algo le hizo levantar la cabeza, era la fuerza de la energía con que él la miró. Ella lo presintió. Volvió a pensar en que todo en el mundo, es pura energía, hasta una simple mirada. ´

Al momento, se olvidó de aquél en el que estaba pensando, que últimamente ocupaba su corazón, por el que se desbordaban sus emociones y sentimientos, por esperar algo que ella, realmente no quería esperar, sinó que pasara sin más, no por desearlo, sinó, porque realmente, el sincrodestino le hubiera preparado. Así que, se lo quería quitar de la cabeza, por creerlo, a veces, como simplemente, un sueño, imposible de cumplir, aunque sus esperanzas no morirían jamás.

Se preguntó, en qué estaría pensando él, al mirarla de esa manera. Pues no era una mirada común, era una mirada llena de curiosidad, como si hubiera intentado penetrar en su mundo y averiguar qué había detrás de esa cara, detrás de esos ojos, detrás de esa persona.

Ella desvió rápidamente sus ojos hacia otro lugar, pues sin quererlo , se llegó a ruborizar y eso, en ese momento, hizo surgir su inseguridad, aquella que aparece, alguna vez, cuando sentimos que alguien nos observa. No siempre ocurre, sólo según quién sea la persona que te observa, pasa sólo en extrañas ocasiones.

Él tenía cara de niño, aunque seguro ya rozaba los cuarenta, la transparencia de sus ojos y su tierna e incipiente sonrisa del momento, le hacían parecer mucho más joven, a parte de unos cabellos castaños, un poco largos y dejados a su aire y su manera despreocupada de vestir y de andar, como medio bailando, al son de una música propia, que surgía de su interior.

Ambos subieron al metro, ella intentó entrar por otra puerta, andando unos pasos, alejándose de él, pero él la siguió para, por fin, entrar por la misma puerta.

Una vez en ese vagón, que no acababa de cerrar las puertas y arrancar, él se puso justo enfrente de ella, siguiendo observándola, ante su visible rubor . Enoa se sentía incómoda, él lo sabía, sabía mucho más de ella, de lo que ella se imaginaba. Tenía una intuición impropia en un hombre, en sus ojos podía ver algo, que los demás no sabían ver, intuía que en ella, podría encontrar algo que le podría cambiar la vida.

Mientras la miraba, percibía que había sufrido, que lo había pasado mal, sabía que ahora estaba encontrando su camino, que empezaba a sentirse bien consigo misma, que había decidido sonreírle a la vida… En algún momento que no le apartó la mirada, vió una tímida sonrisa en sus ojos, cosa que le impactó, por lo bien que le hacía sentir la felicidad que percibía de ellos.

Ella estaba deseando que ese tren arrancara, la mirada insistente y penetrante de aquel chico, la perturbaba, pues empezaba a divagar, a imaginar, a soñar, como buena soñadora que era… Imaginaba cómo se bajaría en la próxima estación y él no podría hacer otra cosa que bajarse con ella y no podría evitar decirle algo para no perderla, por la desesperación del momento, al pensar que podría suceder que jamás coincidieran de nuevo.

Algunas veces había jugado a imaginar eso… Un amor a primera vista, en un lugar diferente a lo común, donde jamás suelen suceder esas cosas, donde todo el mundo lleva su propio y absorto camino, donde jamás nadie se para a conocer a nadie: el metro.

Pero realmente ella, no creía en eso, aunque le encantaba ver y disfrutar de las películas en què pasaban cosas así : dos personas se atraían, se conocían, en un lugar poco común y surgía un precioso romance, no creía que jamás eso le fuera a pasar a ella.

Pero, de repente, quizás podría ser la protagonista de una de esas películas románticas, que tanto le gustaban… Se bajó en la siguiente parada y él no pudo evitar bajarse con ella.

Mil dudas pasaron por la mente y el corazón de ese hombre, aunque no hizo caso a ninguna (de su mente) sintió que el corazón mandaba en ese momento, sólo pensó en que quizás, jamás volvería a verla y algo se le rompía por dentro, al imaginarlo… así que sin más, se bajó con ella… pero no quería asustarla… se preguntaba cómo podría decirle algo, sin que a ella la abordara un miedo repentino y decidió preguntarle por una calle cercana…

-Perdona, ¿sabes si me he bajado bien en esta parada para llegar a la calle Aragón y si queda muy lejos?- ella, sorprendida, sin poder evitar abrir sus negros ojos de par en par, intentó disimular, al instante, su cara de sorpresa (y su rubor) y contestarle… - Sí, creo que te has bajado bien, ahora cuando salgas, es subiendo 5 calles, más arriba de la gran via… A él esa voz le sonó a un ángel… no quería perderla, quería, ansiaba conocer esa mujer, con un mundo interior que él intuía, sería el que le abriría las puertas a un universo desconocido y apasionante, en el que poder cobijarse por el resto de su vida.

Decidió no dejarla escapar, pero se dio cuenta, que no sabia nada de ella... quizás tendría pareja, quizás estaba casada, quizás tenía hijos, quizás planeaba irse a vivir fuera…

...Aún así dedició arriesgarse totalmente y le dijo : -Perdona que te vuelva a molestar, te seré sincero : lo de la calle era una excusa, desde el momento en que te he visto, algo, no sé exactamenté qué, ni cómo, me ha dicho que tenía que conocerte, ésto es lo que me ha llevado a seguir mis impulsos y bajarme en una parada que ni siquiera es la mía, sólo por seguirte, por no perderte. Pensarás que estoy loco, pero no te asustes, ¿de acuerdo? No estoy loco, sólo pretendo conocerte, quizás soy un romántico de la vida y pienso que tú también lo puedes ser, he tenido una intuición muy fuerte en eso.-

Se hizo un silencio algo violento y muy largo para él, lo que le hizo subir el rubor, cosa que a Enoa le hizo gracia, no era un cara dura ni un jeta de la vida y por suerte para él, al fin, Enoa habló : - vaya, me dejas perpleja, normalmente no me suelen pasar estas cosas cuando voy en metro, pero me intriga todo lo que me has dicho, aunque la verdad es que tengo que ir a una clase.- El sonrió, enseñando todos sus blancos y perfectos dientes, achinando sus ojos y haciendo que se marcaran, al lado de su boca, dos oyitos, que a ella le despertaron la risa, aunque la intentó reprimir, para no incomodarle… y de repente él dijo : -vaya, vas a clase, pero bueno, tienes un cuarto de hora antes de esa clase? – Ella le contestó : -Si, pero justa, que tengo inglés a las 20h.- Perfecto-dijo él, - aquí , justo al lado del metro hay un bar, podemos hacer un café- Ella sintió que todo aquello era extrañísimo, no sabía si estaba haciendo una locura, no sabía si debía aceptar, no le conocía, sólo se dejaba llevar por su eterno romanticismo y que quizás el destino, por fin le regalaba algo mágico…

…En un momento, pasaron mil cosas por su mente… -¿qué estoy haciendo? ¡Si no le conozco de nada! ¡No sé nada de él! ¿y si verdaderamente está loco? ¿Porqué me pasa esto a mí,ahora, si a quien realmente quiero ha desaparecido? ¿Debo escapar? ¿Debo quedarme? ¿Debo dejar que el, fortuito, destino siga su curso? ¿Debo cambiarlo? Eran mil preguntas, una detrás de otra, sintió cómo sus manos empezaban a sudar, notaba cómo subia toda la sangre de si cuerpo a su cara, sentía como si todo el mundo girara en su cabeza, como si fuera a desmayarse, un ataque de pánico estaba a punto de acontecer… pero de repente, oyó su propia voz cómo se pronunciaba : –Si, me irá bien un café antes de entrar a clase.- acto seguido pensó :- Dios! ¿qué he hecho?-
Tomaron el café, conocieron sus gustos sobre cine, música, hobbies, viajes, etc.. y al despedirse, él le pidió el teléfono para volver a quedar otro día, sólo para otro café.
Enoa pensó que debía vivir el presente, que el amor que ella tanto anhelaba, de momento no correspondía a sus expectativas, así que : ¿qué podía perder?

Así que Enoa aceptó, pues se había sentido muy a gusto con él, le pareció agradable, caballero, simpático, con ganas de vivir la vida y con ilusiones por muchas cosas, una de ellas, encontrar a alguien con quien compartir su camino, ella sabía que ya había encontrado a ese alguien, él también, pero debían tomarse las cosas con calma, tranquilamente, conociéndose, haciéndose amigos y el tiempo diría…

¿Continuará?
Gemma-Enoa.

3 comentarios:

Lila dijo...

Me ha encantadoooooooooooo.

Espero la continuación.

Besos

Karin MARCANOKA dijo...

Hola!!! Que buen post! Jejeje me desperto curiosidad. Manana cuando vaya en el metro tendre los ojos mas abiertos jajajajajaa

Gemma dijo...

A Lila : Gracias guapi!! a ver si invento una continuación, aunque te digo que la realidad supera la ficción...Besooooos!

A mi electrolove : Gracias por pasarte y dejarme tu comentario, si te cuento lo que me pasó hoy no te lo crees... tuve que correr hasta casa, persiguiéndome un chico desde el metro... uf! la verdad es que lo pasé realmente mal, pero bueno, al final sana y salva...y es que lo que no me pase a mí... Un saludo!